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Unas gradas llenas de familiares y amigos pueden influir en los deportistas en general y en los jugadores de pádel en particular, en dos direcciones: positivamente porque quieren que «su gente» les vean dando lo mejor de sí mismos, desplegando su mejor juego; o en dirección opuesta. En ocasiones ese afán de darlo todo para contentar a los suyos puede convertirse en nervios y, por tanto, en fallos durante el partido.

Lo que siempre influye en positivo es una afición entregada, unas gradas que mandan continúamente mensajes de ánimos a sus ídolos; será siempre un factor de motivación para ellos. El mejor empuje para conseguir la victoria. Pero también pueden sentirse presionados cuando reciben tanto cariño del público. No quieren defraudar a una afición que les apoya y el esfuerzo y el sacrificio se convierten en sus banderas.

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Lamperti, Paquito y Jordi, los más queridos

El primero porque es un «artista» en la pista, derrocha una energía y simpatía que se contagia al público; por lo que se ha convertido en uno de los jugadores más queridos del circuito. Los segundos porque son españoles y saben hacer disfrutar a una afición que se identifica con ellos.

1010656_504270769626058_1829786698_nLas palabras de estos jugadores demuestran la importancia del público como factor de motivación, aunque también de presión, para los jugadores. Ya en 2009, cuando Lampeti y Matías Díaz lograban vencer a los números 1 en Granada; el primero era un ídolo en el mundo del pádel. Los granadinos se volcaron con la pareja y reconocieron: «sin la afición no somos nada y les agradecemos de corazón que nos hayan alentado de esta manera».

La pasada temporada, cuando era la quinta vez que Paquito Navarro se metía en cuartos de final junto a Allemandi, recibió un impulso enorme por parte del público: «es halagador que la afición valore tu evolución. Me da fuerzas para seguir entrenando y luchando en cada partido”.

Pero como decíamos, la presión también se apodera de ellos cuando reciben tanto apoyo. Ya en la era World Pádel Tour, en la primera prueba de Murcia, Paquito volvió a recibir apoyo incondicional por parte de los aficionados, el cual reconocía que era motivo para seguir trabajando:: «Tenemos la responsabilidad de no fallarles y hacer que se sientan orgullosos. Es mucho lo que se espera de nosotros, y realmente queremos hacer las cosas bien para no defraudarles”.

Y qué decir del público malagueño cantando al ritmo del «Yo soy español, español…» en el Martín Carpena cuando Paquito y Jordi se jugaban su pase a semifinales. «La afición jugó su partido», «La afición les llevó en volandas a la victoria»… son frases que demuestran que una afición activa puede llegar a convertirse en factor clave del partido.

Feedback positivo

Dicho todo esto, solo hay una conclusión posible. Los jugadores que se entregan al máximo en la pista, que hacen disfrutar a las gradas, que tratan con cariño a los aficionados… reciben la mejor recompensa: el apoyo incondicional del público. Un aliento que les sirve en muchas ocasiones para alcanzar la victoria y, en otras, aunque no la consigan, será siempre para ellos una inyección de motivación para continuar trabajando y superándose.